Fundado por los españoles en el año 1750 en honor al santo que lleva ese mismo nombre, el poblado San Juan Bautista se puede recorrer en aproximadamente tres horas.
Mediante rutas de mediana y baja dificultad es posible conocer los puntos más importantes de la Bahía Cumberland.
Muelle
Sitio obligado de ingreso y salida de los visitantes y pobladores de Robinson Crusoe. En este lugar se concentran las actividades de zarpe y regreso de los pescadores y es además un preciado lugar de pesca donde tanto pescadores locales como visitantes se dan cita por la mañana.
Plaza De Armas
Cuidada con esmero por los habitantes de la isla, la Plaza de Armas del poblado Juan Bautista, es el centro de reuniones y punto de encuentro de la comunidad.
Valle de Lord Anson o de los Colonos
Ubicado frente a la bahía de Cumberland, es el valle más pintoresco y de mayor extensión de la isla. Conduce hasta el pie del cerro El Yunque y lleva este nombre porque el almirante George Anson eligió el lugar para levantar su campamento tras una dramática travesía entre Inglaterra y estas islas.
Paseo Costero
Por la costanera de la zona norte del poblado se puede hacer un recorrido que va desde el muelle hasta los juegos infantiles, las máquinas para hacer ejercicio construidas en la orilla del mar, los restos del cementerio y el faro. Desde este punto, si está despejado, se puede ver la cima del cerro El Yunque y pasar un grato momento escuchando cómo el viento entra por la bahía Cumberland.
Las Balas del “Dresden”
Siguiendo por la costanera se llega al faro de señalización y en las rocas del acantilado se encuentran incrustados algunos proyectiles de los cañones ingleses. Durante la I Guerra Mundial, la bahía de Cumberland fue escenario de una de las batallas navales del Pacífico entre el crucero alemán “Dresden” y los navíos ingleses “Glasgow”, “Kent” y “Orama”. Finalmente el buque alemán terminó sus días hundido en esta bahía. Los restos de este acorazado fueron declarados Monumento Histórico desde 1985.
Cementerio
Ubicado en el extremo norte del poblado, en este pequeño y pintoresco cementerio se puede apreciar parte de la historia de los antepasados de los isleños puesto que interesantes tumbas de algunos marinos del Dresden y del colonizador Alfred von Rodt se encuentran aquí.
Fuerte Santa Bárbara
Con el objetivo de que corsarios y piratas no se abastecieran en Robinson Crusoe, la Corona Española decidió colonizarla. Erigido en 1749, el Fuerte de Santa Bárbara constituyó la edificación principal del sistema de defensa de la isla con un total de 48 cañones.
Declarado Monumento Histórico Natural en 1979, el fuerte fue restaurado mediante un proceso de puesta en valor que incluyó el montaje de los cañones sobre cureñas de madera, réplicas de las que probablemente hayan sido las originales.
Cueva de los Patriotas
A un costado del Fuerte Santa Bárbara están ubicados los restos de dos hileras de grutas que fueron cavadas durante el siglo XVIII. Según la tradición, llevan el nombre en recuerdo a los 42 patriotas desterrados a la Isla tras el desastre de Rancagua en octubre de 1814 durante las luchas por la independencia. Los desterrados fueron conducidos a unas cuevas emplazadas en las rocas que rodeaban la bahía Cumberland donde hoy pueden verse las huellas de las largas varas que sostenían sus literas en las húmedas paredes.